Si hablamos de personajes de Hernando, no me puedo olvidar de traer a la
memoria, al Sr. Osvaldo Gastaldi… Su fecha de nacimiento, el 29 de Octubre de
1931. Falleció a los 76 años, el 8 de Febrero de 2008. Fue el dueño de la primera
propaladora de la ciudad, dueño de una voz y un intelecto privilegiados. Pasó
por una docena de operaciones producto de la invalidez con la que nació en sus
piernas, sin éxito, pero nunca dejó de andar. Su fiel amigo, fue un perro al que llamó "Perinolo", que no solamente lo acompañó y le hizo más alegres sus días, sino que le ayudó a seguir paseando en su triciclo cuando cada vez, le costaba más pedalear.
Hernando tiene un recuerdo dual de su persona, primero por su tono de
voz elegante y capacidad de oratoria que desplegó durante muchos años en radio
y por la amistad y fiel compañía con la que se lo vió hasta en los últimos años de
su vida transitar las calles de la ciudad, su perro “Perinolo”.
De verdad, al frente de su casa, eran parte del paisaje, siempre juntos,
pero, además, en aquellos años donde por su discapacidad innata en sus piernas,
cuando ya casi no podía andar, “Perinolo” se convirtió en una suerte “de motor”
de su triciclo.
Osvaldo, miles de veces recordaba la anécdota de cómo en medio de una
tristeza le había pedido a Dios poder encontrar a alguien que lo acompañara, y
según dice, la respuesta no tardó en llegar ya que, a los días, en su patio,
estaba el perro que llegaría para hacer más felices sus jornadas: Osvaldo y
Perinolo fueron el uno para el otro; por eso al morir, Osvaldo enterró a su
perro en su casa, para seguir teniéndolo cerca suyo.
Pero, volviendo al tema de la radio de su época, no podemos dejar de
contextualizar, que, por entonces, la radio era imaginación pura, era esa
construcción que cada uno hacía en su mente cuando escuchaba un programa, no
había internet, ni redes sociales, ni fotos, ni transmisiones en vivo para el mundo
como sí podemos hacer hoy gracias al avance de la tecnología…
Es por ello, que –siempre cuentan sus compañeros de trabajo- que había
muchas personas que se llegaban a la radio o que viajaban para conocerlo porque
al escucharlo “se enamoraban” de su voz.
Además, su capacidad intelectual era envidiable, tenía una memoria
privilegiada, sabía muchísimo de la historia de nuestro país y del país que le
preguntaras; ciertamente para la época, un libro abierto.
En lo personal, lo admiré muchísimo, por todo lo descripto
anteriormente, y mientras estaba estudiando comunicación social, iba a charlar
con él porque sabía de todo lo que a uno se le ocurriera y sin tener estudios
académicos, lo cual es maravilloso.
En el último tramo de su vida recuerdo que estaba preparándome para
rendir derecho en la facultad, esos días además estaba haciendo la cobertura
del Festival Nacional de Peñas de Villa María y mientras estaba trabajando, el
7 de Febrero de 2008, me llamó y me dijo: “si querés venir a estudiar apúrate
que a este viejito ya le queda poco”, yo pensé que, por su edad, estaría
pensando en la muerte, pero cuando volví a Hernando, me dí con la noticia de su
fallecimiento.
Osvaldo, fue un hombre que se daba cuenta de todo, y también supo que el
final de su vida estaba llegando. A Hernando, le dejó el recuerdo de su hermosa
voz, pero fundamentalmente la imagen de lucha, de que no hay que rendirse,
porque siempre se las ingenió “para seguir andando”, con un triciclo, con un
bastón, con Perinolo, agarrándose de la pared o como fuera. Osvaldo murió
andando y su recuerdo seguirá transitando la memoria de quienes tuvimos la
dicha de conocerlo.
Lic. Silvina Tissera
Comunicadora Social-Periodista
Comunicadora Social-Periodista
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